Electricidad
¿Y si todo se apaga? Lo que no se ve de la energía hasta que falla
27 mar 2025
Cuando encendemos una luz o conectamos un equipo, no pensamos en todo lo que ocurre detrás. Muchas veces, solo pensamos en generación y consumo, pero hay un tercer elemento clave: la distribución.
La electricidad se genera en centrales térmicas, hidroeléctricas, nucleares o renovables y viaja por redes de transmisión de alta tensión hasta llegar a los consumidores finales. Estas redes son el eslabón clave que mantiene en marcha hogares, industrias y ciudades.
Si esta infraestructura falla, la energía no llegará a destino.
Colapsos de energía: ¿por qué se satura el sistema?
Cuando la demanda de electricidad es mayor que la capacidad de las líneas de transmisión, estas experimentan estrés. Esto empeora cuánto más larga es la distancia entre las plantas generadoras y los puntos de consumo. Porque a medida que la electricidad viaja largas distancias, pierde parte de su energía en forma de calor, lo que hace que el suministro sea menos eficiente.
En países como Chile y Argentina, gran parte de la electricidad se genera en pocas plantas ubicadas lejos de las principales ciudades. Esto crea un desafío, ya que cuando la demanda es alta en áreas distantes de las plantas, las líneas de transmisión deben transportar más electricidad durante más tiempo.
Si la infraestructura no está preparada para manejar esta carga, la red puede volverse inestable, lo que puede generar caídas de tensión y, en el peor de los casos, apagones.
Los principales desafíos de la infraestructura eléctrica actual
Las redes de transmisión tienen una demanda constante. Cualquier inconveniente puede generar interrupciones en el servicio. Algunos de los desafíos más comunes incluyen:
Sobrecarga en la red: Cuando la demanda de electricidad es mayor a la capacidad de transmisión, las líneas pueden colapsar. Esto sucede frente a tormentas, olas de calor que afectan las líneas de alta tensión y generan interrupciones prolongadas.
Fallas en infraestructuras envejecidas: Muchas redes operan con equipamientos obsoletos, aumentando el riesgo de apagones. El mantenimiento de estas redes requiere inversión para garantizar su eficiencia.
El futuro de la energía es más descentralizado
La forma en que se genera y distribuye la energía está cambiando.
Cuando más empresas generan parte de la energía que consumen —por ejemplo, con paneles solares o sistemas híbridos— se reduce la presión sobre las redes de transmisión y distribución. Esto ayuda a:
Disminuir los picos de demanda, especialmente en horarios críticos, lo que mejora la estabilidad general del sistema.
Reducir pérdidas de energía en el transporte a largas distancias, ya que la energía se genera más cerca del punto de consumo.
Fomentar un sistema más flexible y resiliente, con múltiples puntos de generación que complementan la matriz energética tradicional.
Liberar capacidad para que la red pueda abastecer zonas con mayor necesidad o menor acceso a energía.
Hoy, las empresas pueden aprovechar este cambio para tener más control y estabilidad en su suministro.